La aparición del ferrocarril a principios del siglo XIX creó la necesidad de enviar mensajes con gran rapidez. La corriente eléctrica acababa de ser descubierta y el primer método para utilizarla en la transmisión de mensajes fue el telégrafo. Las señales telegráficas se envían por medio de cables, como las telefónicas. La señal telefónica es una compleja fluctuación eléctrica que debe ser preservada para que pueda ser reconstituida en sonidos en el otro extremo. El telégrafo transmite pulsos mas simples, que pueden ser empleados para enviar mensajes en código Morse. Los pulsos telegráficos son producidos cuando se acciona una llave que abre y cierra un circuito eléctrico y pueden ser transmitidos con ayuda de un solo cable. Esto puede parecer raro, ya que las corrientes eléctricas requieren circuitos cerrados, pero el telégrafo no elude esta necesidad, sino que utiliza la tierra como segundo conductor. Ambos extremos del conductor están conectados a tierra (sea enterrándolos, conectándolos a una cañería que vaya a la tierra o bien al neutro de la red de provisión de electricidad). Los electrones que constituyen los pulsos salen de la batería y vuelven por tierra. Éste es un circuito telegráfico simplex. En él sólo pueden enviarse señales en un solo sentido por vez. Para transmisiones simultáneas en ambos sentidos se requieren dos cables, uno para cada circuito. En el otro extremo los pulsos deben ser convertidos en algo que podamos ver u oír. La señal puede accionar una chicharra, o un galvanómetro sensible, con una pluma que se mueve cada vez que circula corriente por el instrumento. Otra alternativa es que pase por un decodificador que, como la máquina conocida por teleprinter, convierte los impulsos eléctricos en letras en una especie de máquina de escribir eléctrica. Éste es el método que se emplea para enviar telegramas. Las tiras de papel pegadas en el formulario que se nos entrega provienen directamente del teleprinter. Si la señal tuviera que recorrer muchos kilómetros de cable disponiendo, como una fuente de energía, de una batería, probablemente sería demasiado débil para accionar aluno de estos dispositivos. Con todo, no sería demasiado débil para hacer funcionar un relé telegráfico. Los relés fueron inventados, justamente, para resolver los problemas del telégrafo. El pulso pasa por la bobina de un electroimán, lo magnetiza, atrae una pieza de hierro dulce y cierra otro circuito que es el que suministra energía al receptor o bien a otro relé.
En 1835 tenía construido el primer prototipo de telégrafo y en 1838 había creado el código que permitiría cursar los mensajes, más conocido después como alfabeto o código Morse, compuesto de puntos y rayas.
Durante los siguientes cinco años Morse se dedicó a mostrar su telégrafo a hombres de negocio y al Comité del Congreso, con la esperanza de recaudar fondos que le permitieran realizar las pruebas de transmisión de los mensajes a larga distancia entre dos ciudades por medio de un cable. Finalmente, en 1843 el Congreso de los Estados Unidos le asignó 30 mil dólares para construir una línea telegráfica de 60 kilómetros que uniría a las ciudades de Baltimore y Washington. En mayo de 1844 la primera línea telegráfica electromagnética estaba lista para la prueba.

El funcionamiento del conjunto es el siguiente:
Cuando en la estación emisora se cierra el interruptor (manipulador) circula una corriente por el siguiente circuito: polo positivo, línea, electroimán, tierra, polo negativo, lo que tiene como consecuencia que, activado el electroimán, sea atraída una pieza metálica terminada en un punzón que presiona una tira de papel, que se desplaza mediante unos rodillos de arrastre, movidos por un mecanismo de relojería, sobre un cilindro impregnado de tinta, de tal forma que, según la duración de la pulsación del interruptor, se traducirá en la impresión de un punto o una raya en la tira de papel.
La combinación de puntos y rayas se puede traducir en letras mediante el uso de un código convenido, en la práctica el más utilizado durante muchos años ha sido el código Morse.
Posteriores mejoras de los dispositivos emisores y transmisores han permitido la transmisión de mensajes de forma más rápida, sin necesidad de recurrir a la traducción manual del código, así como el envío simultáneo de más de una transmisión por la misma línea.
El 6 de mayo de 1833, Gauss matemático, astrónomo y físico alemán en colaboración con otro físico, Webber, instalaron una línea telegráfica de
Telégrafo de Huygens
La necesidad de codificar el texto en puntos y rayas para transmitirlo y descodificarlo antes de escribir el telegrama llevó al desarrollo de otros tipos de telegrafía que realizaran estas tareas de forma automática. El telégrafo de Huygens se basa en dos ruedas que contienen todos los símbolos o caracteres que se pueden transmitir y giran, sincronizadas, a la misma velocidad. Entonces, si en la rueda del transmisor tiene, digamos, adecuada, el aparato transmite un pulso a la línea. En el receptor, un electroimán golpea la cinta de papel contra la rueda que contiene los tipos. Estas ruedas se mueven mediante un mecanismo de relojería, con motor de pesas o hidráulico, según los casos. Al comienzo del día se iniciaba un protocolo de sincronización, transmitiendo un mensaje diseñado a tal efecto. La velocidad de transmisión era inferior a la del sistema Morse, y dependía del radiotelegrafista, ya que uno experimentado era capaz de enviar varios caracteres en un giro de la rueda.
Telégrafo de Baudot
Viene a ser una evolución del de Huygens. Se basa en la codificación de los caracteres no en la posición de un único pulso, sino en cinco slots o intervalos de tiempo en los que se podía transmitir un pulso o no. Así se tenía un código binario de cinco bits que permitía transmitir 31 caracteres, además del estado de reposo o "no transmite". También utiliza dos bancos de caracteres, con su blanco de letras y blanco de cifras correspondientes. Es mucho más rápido que el telégrafo de Huygens, ya que además de necesitar sólo 5 slots frente a una por carácter, Baudot refinó los circuitos magnéticos de los electroimanes, reduciendo en lo posible las autoinducciones parásitas, lo que permitía emplear pulsos más cortos.
El telégrafo también es nombrado en la actualidad como por ejemplo en un capítulo de la serie estadounidense "los simpsons".
El código morse: